Recientemente, en la presentación del libro sobre violencia machista, «Igualdad para vivir«, que Kamaraka-Contenidos hizo para Igualdad de la Diputación de Córdoba, insistimos en un dato que nos resulta escandaloso: la violencia machista no le importa a casi nadie. Efectivamente, parece no importar el número de mujeres que son asesinadas cada año; mejor dicho, parece dar igual que cada año descubramos que entre nuestros conciudadanos hay 60 asesinos de mujeres nuevos que se suman a los 65 del año anterior y a los 57 del anterior… Y parece que no queramos asumir lo que los datos nos dicen una y otra vez: que los asesinatos de mujeres son la punta de un inmenso iceberg de violencia que muy mayoritariamente sufren mujeres de manos de hombres, lo cual supone miles y miles de agresiones de distinta gravedad cada año. No le demos importancia aun sabiendo que solo un porcentaje pequeño de las agresiones son denunciadas. No lo queremos ver. Pero… ¿por qué no queremos ver esta violencia?
Os ofrecemos la reflexión que realizó la periodista Eva Domaika sobre esta cuestión el 4 de enero de 2019 en La Lupa ¿Por qué no nos importa la violencia machista?
Sin lugar a dudas, esta «ceguera» no es más que fruto del machismo imperante en nuestra sociedad. Por una parte, hay una cierta asunción de esta violencia como si fuera «normal».
Según la Macroencuesta sobre violencia de género de 2011 realizada por la Delegación del Gobierno para la violencia de género , el 13’7% de las mujeres mayores de 18 años había sufrido violencia en su entorno y solo el 5% se habían sentido maltratadas. En el caso de violencia por parte de la pareja, los datos eran: el 9’7% de las mujeres había sufrido violencia por parte de su pareja o ex pareja y el 5% decía haberse sentido maltratada. En el documento de análisis de la Macroencuesta de 2011 se ofrecen estas razones:
«Porque se considera “normal” determinados tipos de comportamientos vejatorios en las relaciones de pareja, bien porque la mujer asume la relación de dependencia y minusvaloración por parte del hombre. Esto es, por la aceptación de la desigualdad de género como un fenómeno “natural” o “porque los hombres son así”, o en una versión más personalizada, “porque es su carácter”.
Además, el machismo descarga en la mujer la absoluta responsabilidad de que el hogar y la relación de la pareja funcionen correctamente. Y si algo no marcha bien, ella es la responsable. Y cuando existe el maltrato, es ella la que tiene más interés que nadie en callarlo porque, aún siendo la víctima, en nuestra sociedad se «perdona» y se comprende más al maltratador que a la víctima de la que siempre «se sospecha». Esto se dice en el análisis de la macroencuesta de 2011.
Por otro lado, también puede tener su origen en la necesidad de considerarse una persona “normal” que vive en una situación “normal” o porque no se quiere reconocer ante terceros, esto es, ante la entrevistadora que hace la encuesta que se es víctima de maltrato.«
El Euskobarómetro presentó los resultados de sus investigaciones a finales de 2018 y ni siquiera se mencionaba «la violencia contra la mujer». Según los datos publicados por el CIS en las mismas fechas, «la violencia contra la mujer» es el problema número 19 en la lista de preocupaciones de los españoles. Tan solo el 2’1% considera que es uno de los tres problemas más grandes que tenemos -la mayoría lo consideran el tercero-.

CIS 2018
Es posible que en los próximos meses, la «violencia contra la mujer» incremente su importancia, pero resulta absolutamente descorazonador pensar que probablemente ocurra porque se está poniendo en cuestión las medidas políticas y jurídicas adoptadas para combatir esta violencia específica.
Aquí os dejamos la entrevista que Isabel Urkijo Azkarate hizo para La SER sobre este espinoso asunto:
«Es escandaloso lo poco que importa la violencia machista con la de asesinadas que hay»