Esto de los futbolistas del Eibar recuerda un poco a esos chistes malos que preguntan a un tío con cuántas mujeres se ha acostado y suelta una cifra astral que ni en el mejor de sus sueños. Y recuerda porque guardan en común esa especie de fanfarronería que debe ser consustancial, si no al hombre en general, al menos, sí a una parte importante de ellos y, sinceramente, esto parece un ‘delito mental’.
Es verdad que, desde que todos tenemos una cámara encima, más que ver las cosas, las estamos grabando. Parece que no pasa nada en nuestra vida, si no lo subimos a las redes sociales. Es una ‘enfermedad’ para mirárnosla. Ahora bien, lo que es para tomarse muy, muy en serio es que los tíos, especialmente los más jóvenes, se desvivan por grabar sus polvos. ¿Cuál es el fin? Pues o que les crean que realmente follan y/o excitarse viendo sus propios videos cuando no tengan a nadie a quien camelar. Patético.
Y se quedaría en patético si no fuera porque en ‘sus polvos’ suele aparecer casi siempre una mujer que o bien está engañada y no sabe que la graban o bien ha sido ‘sutilmente’ camelada para que haga el pringado sin valorar la que luego le vendrá encima casi con toda seguridad. No sé el nombre de la chica de los futbolistas, pero seguro que todos recordáis a Tiziana Cantone, la joven italiana que se suicidó al no conseguir parar la difusión de un video de contenido sexual que su despechado novio se encargó de difundir por todas las redes sociales -y donde llegara- de Italia.
Que estas dos personas que se dedican a pegar patadas a un balón y aspiran llegar a ser como Ronaldo o así, necesiten grabar sus ‘orgías’ parece, como se ha dicho, un ‘delito mental’ más que moral porque demuestra que su nivel es… pequeñito.
Que estos dos ‘brillantes’ lo hagan sin el consentimiento de la chica es un delito; así pues, que paguen y bien pagado porque son personas supuestamente modelo para otras personas.
Que pidan perdón al club por lo que le pueda afectar, así como lo que les pueda afectar a su imagen de futbolistas, demuestra que lo que les preocupa es que pierdan el curro. Nada más.
Y que, al final de su comunicado, mencionen a ‘la tercera persona involucrada’ de refilón aventura que es la parte que menos les importa de su hazaña. Vamos, que el arrepentimiento de toda su conducta y actitud machista es de pacotilla.
¡Cuánto hay que cambiar!