Economía social y solidaria

Los días 10, 11 y 12  de noviembre, cerca de 500 personas participaron en el II Congreso de Economía Social y Solidaria que se celebró en Bilbao. El objetivo de este Congreso organizado por Reas-Euskadi y Reas-Red de redes fue en palabras de Carlos Askunze -coordinador de Reas-Euskadi- «visibilizar el movimiento de la Economía Social y Solidaria (ESS) como algo real y algo presente en la economía, en la sociedad y en la política»; esto es, «la ESS ha dejado de ser una alternativa para ser ya una realidad».

Askunze explicó que se pretendía «que en el Congreso se mostrasen esa realidad de alternativas que están creciendo de una forma muy importante y que ya son viables, que son sostenibles tanto económicamente como socialmente y que están generando una transformación de la economía y con ellos una transformación de la sociedad».

Los ejes temáticos del Congreso fueron:

  1. Economía inclusiva y democrática;
  2. La economía será solidaria si es feminista;
  3. Desbordando potencias y límites. Creación, desarrollo y transformación del tejido productivo de la ESS;
  4. Bienes comunes y ESS;
  5. Agregación ciudadana y economía solidaria: Estructuras cooperativas amplias en la construcción de la ESS; y
  6. Transiciones hacia unas nuevas economías en un mundo sostenible.

La valoración del Congreso que han realizado los organizadores ha sido altamente positiva. Os dejamos con interesante vídeo realizado con algunas frases que ofrecieron muchos de sus participantes.

Día Mundial del Turismo

Turismo en Bilbao

Pintada en Bilbao

Hoy, 27 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Turismo. Tal y como señala la página de Naciones Unidas sobre el Turismo, la razón de la celebración de este día es: «sensibilizar en mayor medida a la comunidad internacional de la importancia del turismo y de su valor social, cultural, político y económico».

El tema elegido para este año es «Turismo para todos: promover la accesibilidad universal». En principio, es una buena causa. ¿Alguien podría objetar algo? Pues, no, pero en la misma página se extracta parte del discurso del Secretario General Ban Ki-moon que dice: «La accesibilidad es una oportunidad de mercado importante, así como un elemento central para el diseño de políticas turísticas y estrategias de desarrollo empresarial sostenibles. Quiero alentar a los encargados de formular políticas, los planificadores de los destinos turísticos y las empresas que trabajan con personas con necesidades especiales a que actúen conjuntamente para eliminar todas las barreras, tanto físicas como mentales, que dificultan los viajes.» Entonces, ya surgen las dudas sobre si facilitar la accesibilidad realmente se está tratando como un derecho de las personas con movilidad reducida o se trata de un caladero de clientes goloso.

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La OMT (Organización Mundial del Turismo, organismo de Naciones Unidas) aprobó en 1999 un Código Ético Mundial sobre el Turismo que no es vinculante como cualquiera puede comprobar si se lee los 10 artículos que lo componen. Este Código más bien parece un ‘adorno ético y sostenible’ -que no falten esos calificativos- con el que lavarse las manos ante la potentísima industria del turismo que es verdad que es una gran fuente de riqueza para unos cuantos, que es verdad que genera trabajo para muchos -al margen de cuál sea la calidad del mismo- y que también es verdad que está terminando con la singularidad de los sitios.

Barcelona quizás ejemplifica el crecimiento que está teniendo el turismo en las ciudades y, como dice Ramón Suñe en un artículo en La Vanguardia «No es de extrañar que numerosas ciudades europeas estén asistiendo en los últimos meses a un intenso debate, similar al que se desarrolla en Barcelona (que está reelaborando su plan estratégico), sobre el equilibrio que debe existir entre los beneficios que reporta el turismo a la economía local y las molestias, no menos evidentes, que la saturación de determinadas zonas urbanas provoca en la población residente.»

Quizás en Bilbao también se esté planteando este debate. De momento, lo que ya empieza a ser un clamor, al menos entre los vecinos del Casco Viejo, es que sus calles están diseñadas más para el turista, que para los vecinos.