Hondarribia, 2018

EITB, 2018

A pesar de que todo nos podría hacer pensar que, con el tiempo, las actitudes intransigentes deberían ir relajándose para dar paso a una coexistencia más normalizada, con respeto y pacífica, la realidad nos pone delante una situación absolutamente distinta. No hay ni coexistencia pacífica. Los insultos y las faltas de respeto inundan la fiesta de Hondarribia.

«Jaizkibel dice basta ya» Diario Vasco

Hasta al sacerdote de Hondarribia le supera esta tensión y división en un momento «de fiesta»: «Hondarribia no se lo merece» Deia.

Y mientras la Directora de Emakunde secundaba y apoyaba el alarde oficial, el mixto, el de la «igualdad», la consejera de Educación del Gobierno Vasco, Cristina Uriarte, participa en el «alarde tradicional», el de los hombres desfilando con la cantinera y las mujeres mirando. Así lo cuenta El salto diario y así lo justifica la consejera: «Es un tema privado«, Diario Vasco.

Esta de Cristina Uriarte, sin duda alguna, es una frase para la reflexión. ¿Qué es privado y qué es público en un politico?, ¿se puede ser feminista en lo público y no feminista en tu mundo privado? y ¿el feminismo no defiende precisamente que la lucha por la igualdad conquiste el ámbito privado?

 


No se puede «trabajar» por la igualdad en lo público y, en lo privado, moverse en un mundo heteropatriarcal. Así no avanzamos nada.


 

‘Las costumbres y los derechos’

Con motivo de determinadas celebraciones en las fiestas populares, os invitamos a leer el artículo de Isabel Urkijo publicado en eldiarionorte.es titulado ‘Las costumbres y los derechos‘ y que comienza así:

Cofradia de Llodio

Fotografía de El Mundo

«Por suerte, la conciencia sobre la necesidad de respetar los derechos de los seres humanos, de los animales y de la naturaleza en general, avanza con paso imparable en la transformación de determinadas costumbres que durante años, muchos años, los han vulnerado. Véase, la esclavitud, el voto femenino, la protección de los gansos de Lekeitio o del toro de La Vega, etc.»

Sobre el llamativo empecinamiento de una gran parte de los habitantes de Hondarribia por mantener un alarde que limita la libre participación de las mujeres y el ejemplo de la Cofradía de San Roque en Llodio.